Las caídas son la principal causa de muerte por accidente entre personas en edad avanzada. El 30% de los mayores de 65 años y el 50% que superan los 80 se caen al menos una vez al año. Un traspié, una falta de apoyo o un 'fallo' de presión que pueden provocar lesiones importantes. El miedo a perder el equilibrio provoca que este grupo de población tienda a moverse menos y eso acrecienta muchas patologías, desde cognitivas a las derivadas de la movilidad.
Según la OMS, España es -tras Japón- el país con mayor esperanza de vida del mundo (80 años para los hombres, 86 para las mujeres). Cada vez vivimos más años, somos más longevos. Europa en su conjunto envejece. Y no se trata sólo de un simple dato demográfico, es sobre todo un reto de salud que los gobiernos deben tener en cuenta. El envejecimiento de la población obliga a adoptar medidas asistenciales que faciliten la vida de las personas mayores, especialmente de las que viven solas.
Las llamadas Tecnologías Asistidas (TA) se han hecho habituales, como el uso de alarmas y dispositivos de rastreo que se colocan en el brazo o cuello para alertar a los cuidadores sobre caídas o su ubicación. Pero suelen ser productos poco estéticos que, de alguna manera, estigmatizan a sus usuarios.
Dentro del Programa Horizon 2020, la Comisión Europea ha impulsado el proyecto Maturolife para encontrar en la tecnología nuevos sistemas que permitan mejorar la calidad de vida de nuestros mayores sin perder de vista el diseño. Es en este contexto donde surgen los ‘zapatos inteligentes’ de la empresa riojana de calzado Pitillos y cuyo desarrollo investigador ha llevado a cabo el CENTRO TECNOLÓGICO DEL CALZADO DE LA RIOJA.
“Ni se ven ni se sienten, pero estos zapatos incorporan un complejo sistema de sensores electrónicos que pueden alertar al usuario o a quienes le atienden de que corre riesgo de sufrir una caída”. Explica a Javier Cortés, coordinador de Gestión de Proyectos y Desarrollo de Negocio del CTCR.
Junto a ITAINNOVA, y un consorcio de 20 empresas y universidades de nueve países de Europa, Pitillos ha testado en su calzado un novedoso sistema de sensores electrónicos que se imprimen en la plantilla del zapato. “Estos sensores monitorizan permanentemente al usuario, miden sus parámetros de actividad, la presión que ejercen al caminar y reconocen si se produce alguna situación anómala que indique un problema de estabilidad”, explica Cortés.
Gracias al internet de las cosas (IoT) desde el propio calzado se envía la lectura de esos parámetros a una base de datos donde se recoge la información sobre la forma de caminar. “En nuestra base de datos, gracias a la tecnología big data, hemos determinado los patrones de la forma de caminar del usuario: la presión que ejerce, la velocidad a la que camina… Si en algún momento el sistema percibe algún cambio, envía una alerta por medio de un sms”.
Los sensores pueden así advertir a familiares y cuidadores, e incluso a los servicios de emergencia, de que el usuario se ha caído o de la posibilidad de que pueda perder el equilibrio y sufrir un accidente. “Es un sistema con el que podemos dar seguridad a los mayores y sus familiares”. Tan sencillo como descargar la aplicación que indica el fabricante. “El sensor recopila los datos que son enviados a la base de big data e interpreta la información. Si existe el más mínimo riesgo se dispara una alerta dirigida a la persona o personas que el usuario haya decidido” resume Cortés.
“Es la primera vez que se ha conseguido desarrollar estos sensores impresos metalizados que forman parte del propio tejido. No van adheridos, sino que se han tejido en la propia plantilla del zapato”. Esta es una de las grandes ventajas de este sistema ya que el sensor ni se ve ni se puede apreciar. “En ningún caso interfiere en el diseño, que puede ser tan cómodo y elegante como el cliente quiera”. Con estos nuevos sensores inteligentes fijados en el calzado “esta tecnología asistencial aporta sobre todo seguridad al usuario”.
La firma Pitillos ha solicitado ya la patente de este nuevo sistema y será quien comercialice el producto.
Fuente: CTCR y D+I El Español.