Aunque la industria de la moda hace un bien inconmensurable dando empleo a numerosas personas y vistiendo a la población mundial, también es responsable de aproximadamente el 10% de las emisiones de carbono. Esta cifra la convierte en la segunda industria más contaminante a nivel global, según el Foro Económico Mundial de 2020. Además, se prevé que esta tendencia continúe ya que la cantidad de prendas producidas se ha duplicado en los últimos veinte años.
NUEVOS HÁBITOS DE CONSUMO CONSCIENTE
La conciencia medioambiental del consumidor ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años, reflejándose de forma inevitable en sus hábitos de consumo. A raíz de esta nueva demanda, las marcas de moda se centran cada vez más en la sostenibilidad de sus producciones y procesos; estableciendo objetivos ambiciosos para mejorar su impacto medioambiental y social a corto plazo.
Entre los muchos cambios relacionados con el Covid-19 que ha experimentado la industria del retail, el Consumo Consciente ocupa un lugar destacado. Tal es así que un 88% de los consumidores opina que debería prestarse más atención a la reducción de la contaminación (McKinsey, 2020).
TRAZABILIDAD, UN REQUISITO INDISPENSABLE
El consumidor reclama cada vez más información sobre la trazabilidad y visibilidad de la cadena de suministro de la marca. Esta información le permite, por ejemplo, conocer el origen real del producto y su huella durante su ciclo de vida. Motivados por esta demanda, el 65% de retailers esperan conseguir una trazabilidad completa desde la fibra hasta la tienda en 2025. Con este objetivo, están recurriendo cada vez más a tecnologías como RFID para hacer visible y trazable el ciclo de vida de los productos (McKinsey Apparel CPO, 2019).
RFID, UN NUEVO ALIADO
Se calcula que el 58% de los retailers espera adoptar tecnología RFID para lograr la trazabilidad en los próximos cinco años, mientras que el 13% ya lo ha hecho. La ventaja añadida de la transparencia de la cadena de suministro es la mayor capacidad de la empresa para garantizar la resiliencia operativa; un atributo que la pandemia ha demostrado que es caudal durante periodos de estrés global.
La RFID tiene muchas ventajas para las marcas, por ejemplo el aumento de ventas, la rentabilización de servicios omnicanal o la mejora de la experiencia de compra. Además, esta tecnología ofrece también beneficios directamente relacionados con la sostenibilidad como son la transparencia de la cadena de suministro, la reducción del transporte gracias a asignaciones más eficientes o la optimización del reciclaje de fibras. Esencialmente, la RFID ayuda a identificar de dónde procede una prenda, de qué material está compuesta y el recorrido que hizo a lo largo de la cadena de suministro.
HACIA EL STOCK CERO
Esta tecnología tiene la capacidad de aumentar drásticamente la precisión de stock, pasando de niveles del 74% de media a más del 98,5%.
Disponer de datos precisos en tiempo real a nivel de artículo único permite a los retailers aumentar su confianza en los datos y mejorar la precisión de sus existencias. De esta forma se pueden reducir sus stocks de seguridad y avanzar hacia la supresión de los invendidos.
